sábado, 4 de julio de 2015

Michel Houellebecq




"La noche era cálida; las falenas se arremolinaban en torno a los farolillos multicolores que colgaban de la balaustrada. Yo estaba atormentado y bebía un whisky detrás de otro.

las distintas especies de la familia humana entraban en el tercer milenio; en lo que a mí respectaba, había malogrado mi entrada.

Cuando me mudé, me di cuenta de que nada de lo que había en mi apartamento me importaba. Podría haber sentido cierta alegría, algo parecido a la embriaguez de la independencia, pero lo cierto es que me sentí ligeramente asustado. Había vivido durante cuarenta años sin establecer el menor contacto medianamente personal con un objeto. Sólo tenía dos trajes, que alternaba según las ocasiones. Libros, sí, tenía libros; pero podría haberlos vuelto a comprar con toda facilidad, ninguno era ni antiguo ni raro. Muchas mujeres se habían cruzado en mi camino, pero no tenía ni fotos ni cartas de ninguna de ellas. Tampoco tenía fotos mías: no guardaba el menor recuerdo de cómo había sido a los quince, a los veinte o a los treinta años. Tampoco tenía papeles realmente personales: mi identidad cabía en algunas carpetas, metidas en un archivador de cartón de tamaño corriente. Es falso que los seres humanos sean únicos, que lleven dentro de sí una singularidad irreemplazable; en lo que a mí concierne, no percibía la menor huella de tal singularidad.

Yo me encogí de hombros, como para indicar que el tema superaba mi capacidad de razonamiento, cosa que ahora me ocurría en casi todas las circunstancias de la vida. Las cosas que hace la gente, lo que decide aguantar… No se podía sacar nada de todo eso, ninguna conclusión general, ningún sentido.

Cuando uno está empapado de alcohol, justo antes de empezar a embrutecerse, a veces tiene instantes de aguda lucidez.

No simpatizaba en absoluto ni con sus pasiones ni con sus valores. Nunca habría movido un dedo para tener un Rolex, unas Nike o un BMW Z3; ni siquiera conseguía establecer la menor diferencia entre los productos de marca y las imitaciones. Estaba claro que cometía un error. Me daba cuenta: mi posición era minoritaria, y por lo tanto equivocada. Tenía que haber alguna diferencia entre las camisas de Yves Saint-Laurent y las demás camisas, entre los mocasines de Gucci y los mocasines André. Yo era el único que no la notaba; era una imperfección de la que no podía valerme para condenar al mundo.

Era posible, sí, que aquellos editoriales de tono mesurado y aquellas columnas de cifras dejasen traslucir informaciones históricas importantes, pero también podía ser cierto lo contrario. La única conclusión a la que había llegado es que la economía era terriblemente aburrida.

-¿Dónde se encuentra usted ahora? -Soy ciclotímico. En un mismo día atravieso lo más alto y lo más bajo. Puedo pasar de un estado a su contrario en menos de una hora, así que esa pregunta no tiene sentido para mí.

¿Quiere más a sus poemas o a sus narraciones? -La poesía es difícil de editar y, del mismo modo que los padres quieren más a sus niños minusválidos que a los hermanos sanos, la dificultad de conseguir que te la publiquen te hace amarla más.
  
no podría vivir sin leer novelas

"Si un libro empieza de manera aburrida, no me interesa, no me esforzaré para seguir. Quiero que me resulte interesante desde la primera línea.

Sufro. Hay una incompatibilidad entre sentirse bien en el mundo y escribir sobre él. Escribir requiere un alejamiento. No hay escritores felices. Sufrimiento es dolor pero también esa sensación de extrañeza, sentirse ajeno a todo. Todos los vivos sufrimos de muchas maneras
 
Con el tiempo, todo parece demasiado difícil; la vida se reduce a eso.

tras enchufar el hervidor y el cepillo de dientes eléctrico, y encender el teléfono móvil para constatar que no tenía ningún mensaje, empecé a preguntarme qué hacía allí. Esa pregunta tan genérica puede planteársela cualquier hombre, en cualquier sitio, en cualquier momento de su vida; pero es obligado reconocer que el viajero solitario está particularmente expuesto a la misma.

nunca había estado dotado para elegir un destino, para reservar, fingía que me gustaba París en agosto, pero la verdad era que simplemente era incapaz de salir de allí.

Es muy difícil comprender a los demás, saber qué se oculta en el fondo de sus corazones, y sin la ayuda del alcohol quizá no podría lograrse nunca.


a los dieciocho años, terminado el bachillerato, poseía un vasto conocimiento, inusual en los jóvenes de su generación, del patrimonio literario de la humanidad. Había leído a Platón, Esquilo y Sófocles; había leído a Racine, Moliere y Hugo; conocía a Balzac, Dickens, Flaubert, a los románticos alemanes y a los novelistas rusos. Más sorprendente aún, estaba familiarizado con los principales dogmas de la fe católica, cuya huella en la cultura occidental había sido tan profunda, mientras que sus contemporáneos, por lo general, sabían sobre la vida de Jesús un poco menos que sobre la de Spiderman."

Cuando uno ama la vida, no lee. Ni tampoco va mucho al cine. Digan lo que digan, el acceso al universo artístico queda más o menos reservado a los que están un poco hasta el gorro

“People often say that the English are very cold fish, very reserved, that they have a way of looking at things – even tragedy – with a sense of irony. There’s some truth in it; it’s pretty stupid of them, though. Humor won’t save you; it doesn’t really do anything at all. You can look at life ironically for years, maybe decades; there are people who seem to go through most of their lives seeing the funny side, but in the end, life always breaks your heart. Doesn’t matter how brave you are, how reserved, or how much you’ve developed a sense of humor, you still end up with your heart broken. That’s when you stop laughing. In the end there’s just the cold, the silence and the loneliness. In the end, there’s only death.”

“It is in our relations with other people that we gain a sense of ourselves; it's that, pretty much, that makes relations with other people unbearable.”

“What about you, Michel, what are you going to do here?'

The response closest to the truth was probably something like 'Nothing'; but it's always difficult to explain that kind of thing to an active person.”